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jueves, 10 de enero de 2019

Hija de Humo y Hueso #3: Sueños de Dioses y Monstruos.


Esta reseña puede contener spoilers de "Hija de Humo y Hueso" y "Días de Sangre y Resplandor"


OMAIGA! OMAIGA!

¡Que final, señores, qué final!

Lo amé, lloré y sufrí como no pensé hacerlo en mucho tiempo. Después de que el segundo libro se quedara de infarto, de que Thiago recibiera lo que se merece y que Akiva haya tenido los pantalones para hacer lo que hizo, acompañado de una Liraz con el corazón tan roto como el suyo, llega el esperado final.

Fue hermoso :´)

A ver, ¿qué puedo decirles sin que sea spoiler? 

El libro comienza unos días después de que Akiva y Karou se unieran, las quimeras y los ángeles no se llevan bien pero mantienen una paz momentánea, Ziri ocupa su papel y Liraz huele las mentiras. Zuze y Mik están para conservar la paz y sacar a Karou de casillas de vez en cuando.

La guerra se aproxima, pero Akiva y Karou tienen que ingeniárselas para evitar que su ejército se mate. Las hamsas debilitan a los ángeles, los ángeles amenazan a las quimeras, pero para que Eretz vea una vez más el amanecer deben luchar juntos. ¡AY!

Oka, oka, oka. En este libro vemos un avance sorprendente en los personajes, el sueño de Akiva poco a poco se hace realidad, quién a su vez descubre qué es realmente por parte de la sangre de los stelians. Festival tiene más participación en este libro y, lo que su recuerdo y actitud afecta en Akiva es HERMOSO. El misterioso ángel de ojos dorados puede dar más de lo que ya dio y en una noche logra crear algo para que haya un lazo que una a los antiguo enemigos.

Karou deja de lado los antiguos rencores, Isa participa más en esta decisión y nos podemos sorprender al ver que hay más de una unión quimera/ángel en las tropas para defender a Eretz. 

Algo que aplaudo de pie, es que la batalla no es al final del libro, y que no es solamente unas 50 páginas de casi 700. Laini maneja a la perfección el equilibrio entre unión, guerra y desenlace. Pero más que nada, que nos da la sorpresa que el libro no comienza con Karou o Akiva, sino con otra chica que con forme avanza el libro tiene su razón de ser para que esta guerra finalice y se cierren todos los cabos sueltos de la historia. - Casi -. 


Es algo que veo en pocos autores, normalmente dejan la guerra al final, y terminan en un desenlace rápido y sin chiste, esto no pasa aquí. Se saborea la guerra y la muerte, y vemos como al final se curan las heridas y como es Laini, no podemos esperar un final feliz. 


La guerra me tuvo de nervios con cada página, viví y morí con cada personaje, pero sobre todo lloré. No pensé que me iba a tocar tan hondo. Hubo muertes que no esperaba, también otras que las amé, y obviamente mi corazón no salió ileso. 

Solo puedo decir que no logro decidir si amo más a Akiva o a Ziri, ¡Por Dios, mi bebé hermoso Ziri! Es un final que me dejó satisfecha, feliz, completa aunque no es cerrado. ¿Cómo podemos esperar que se queden comiendo perdices? El mundo que Laini creo es bastante complejo, la paz no se da de la noche a la mañana y Eretz es solo uno de los muchos mundos y las amenazas no son solamente las que podemos ver en el libro. Es todo mucho más grande. De tan solo recordarlo siento un nudo en el estómago.

No es un final cerrado, es un final realista pero que te deja completa. Ya no hay riñas, Karou y Akiva pelean juntos, las quimeras se duermen acompañadas de los ángeles quienes velan su sueño y sobre todo deja esperanza.

No puedo estar más feliz y satisfecha con esta trilogía. Laini me compró con esta historia, la amo y la amaré por siempre. 

Tienen que leer esta maravilla. 




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